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Abr

2025

Irma Chapilliquén: “Gracias UDEP, por ser parte de mi familia”

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Irma tenía 14 años cuando conoció el campus de la UDEP. Venía a ver a su papá, quien trabajaba aquí. Años después, ingresó a laborar en este lugar donde ha permanecido durante más de 40 años.

Por Lucy Vicente Chamba. 03 abril, 2025.

Irma, integrante del servicio de limpieza en la universidad, tiene 69 años. El 5 de abril cumplirá 70 y se despide de la que considera su gran familia. Cuando conoció la Universidad de Piura (en 1969), Irma era una adolescente que disfrutaba correr por los arenales de lo que era entonces el campus (dos terceras partes del Edificio principal y desierto).

Ilario Chapilliquén, su padre, participaba en la construcción de uno de los bloques del edificio y, cada domingo, Irma, sus tres hermanas y su madre llegaban para preparar y disfrutar un almuerzo familiar. Al recordar esta parte de su historia, Irma sonríe y su mirada se llena de alegría y nostalgia “Corría, me escondía de mis hermanas, jugábamos entre la construcción y los campos de la UDEP. Era muy bonito”.

Inicios en la UDEP

En enero de 1981, tras la muerte de su padre y por las necesidades del hogar, Irma se contactó con la UDEP para expresar su deseo de unirse al equipo de limpieza. Comenzó el 13 de junio de 1982, con el anhelo de ayudar a sus sobrinos y hermanas.

Recuerda que, a medida que la universidad iba creciendo, también lo hacía el equipo de limpieza. Llegaron a ser más de cuarenta mujeres para este servicio.

Irma asegura que en la UDEP ha tenido la suerte de conocer muy buenas amigas, como Martha, Fátima, Melchora, Melva y Evangelina. Y, recuerda con gratitud a otras que ya se jubilaron, María Oliva, María Meza, Lilliana Merino, Socorro Saavedra, Fidelia Falero, Témpora y María Viera, a quienes agradece las orientaciones y enseñanza especialmente de María Meza: “Ella no solo me enseñó a perder el miedo a la lustradora, sino a sentirme segura de que podía aprender”, nos dice.

Agradecimiento especial

A lo largo de los años, Irma consolidó su hogar. Se casó con César Augusto y tiene dos hijos, María y José, a quienes ha cuidado con amor y dedicación. Estudiaron becados en las facultades de Ciencias de la Educación y Comunicación, respectivamente.

Irma Chapilliquén guarda un agradecimiento especial para la Universidad de Piura y afirma que aquí aprendió a valorar la amistad y a disfrutar con alegría el trabajo bien hecho. “Quiero mucho a esta universidad, a su campus y todo lo que me ha permitido conocer. Voy a extrañar estar aquí y venir al Oratorio, que es uno de mis lugares favoritos”, afirma con cariño.

Asimismo, señala que siempre recordará con especial afecto los días de trabajo y diálogo con las amigas y compañeras. “Rezo a Dios y a la Virgen María por cada uno de los que forman parte de esta universidad, que es un verdadero ejemplo de comunidad. Los trabajadores aquí nos hacen sentir como parte de una gran familia”, comparte Irma.

Hablan sus amigas

En esta nueva etapa, sus amigas le expresan sus mejores deseos a Irma y le agradecen su amistad y el ejemplo de responsabilidad que les ha legado.

Martha Vargas destaca que Irma es una excelente persona y una verdadera amiga. “Aunque me siento un poco triste de que se vaya; ambas nos animamos porque sabemos que es parte del ciclo de vida. Ella podrá venir a visitarnos, porque las puertas de la universidad están abiertas. Ahora es el momento de disfrutar a plenitud de la familia, los hijos y de los futuros nietos”, acota.

Por su parte, Melchora Ipanaqué, quien ha trabajado toda una vida con Irma (38 años), subraya que ha sido una amiga cordial, respetuosa y responsable. “Aunque es un poco reservada siempre nos ha brindado su apoyo, porque tiene un gran corazón. Es una excelente amiga”, comenta.

Asimismo, Evangelina Bermejo, quien conoce a Irma desde 1997, expresa: “Para ella la UDEP es su segundo hogar. Estamos seguras de que, ahora que se jubila y aunque la vamos a extrañar, ella disfrutará de su nueva etapa, con el cariño y amor de su familia”.

Más allá del trabajo

A lo largo de los años, el equipo de las señoras de limpieza de la UDEP ha compartido diferentes actividades de confraternidad. Entre ellas la elaboración de pequeños detalles de Navidad para cada uno de los trabajadores de la UDEP. Esta una de las cosas que Irma extrañará más, por el amor y alegría con la que todas la realizan. “Aquí nosotras hemos aprendido, junto a una profesora. Este último año lo hicimos solas porque ya habíamos aprendido. Cada uno de los regalitos lleva nuestro cariño”, afirma.

Desde la universidad, agradecemos el dedicado trabajo de Irma en estos 43 años.  Esta ha sido y será siempre su segundo hogar.

¡Gracias Irma, por tu cariño y lealtad!

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